Mi primer hack fue mucho, mucho antes de Konfío, Femsa digital o en Oyster con Vilash Poovala.
Llegaba de hacer mi servicio social en la Secundaria Número 3 “Club de Leones” de Tampico, y como siempre, llegaba directo a escuchar la grabación en cinta que mi hermano hacía de Dragon Ball Z para que no me lo perdiera.
Ese día, mi papá nos dijo que quería hablar con nosotros (con mi hermano Mike quien es 3 años más grande que yo y conmigo), pero no fue si no hasta el día siguiente que nos sentó a los dos alrededor de la mesa.
Mi papá padecía de insuficiencia renal desde que yo tenía 8 años, para ese momento habían pasado 5 años, su salud empeoraba y también su capacidad para trabajar y mantener la casa.
“Necesitan aportar en la casa, necesitan buscar un trabajo pero no deben de dejar de estudiar”
Mi padre
Lo primero que sentí fue emoción.
No era la primera vez que tenía que trabajar para ganar dinero, ya había sido “chalan” de mi tío Santiago, y pensar que podía volver a ganar mi propio dinero me emocionó.
Llegué al día siguiente a la escuela, el CETis 78 de Altamira, Tamaulipas, y recordé que la mamá de mi amigo “El Chupes” llevaba años trabajando en el restaurante Wings del Aeropuerto de la ciudad. Hablé con él y le pregunté si sabía de algún trabajo.
“El Chupes” estaba bien parado y tenía sus palancas. Sabía que me ayudaría y así fue.
“Ahuevo, Koba, (mis amigos me decían Koba, por mi apellido y mi fanatismo hacia Kobe Bryant) hay que decirle al Jimmy para que se jale con nosotros”
El Chupes
El “Chupes” habló con su mamá y para el día siguiente ya nos habían pedido los documentos necesarios para entrar a “Limsetam”, la empresa que se encargaba de la limpieza del aeropuerto.
“Ya te la pelaste, Koba, me dijo mi mamá que la edad mínima es 15 años y necesitas llevar tu acta de nacimiento“
El Chupes
No lo pensé dos veces.
Ya lo había hecho antes cuando en la secundaria tenía que dibujar y al no tener las habilidades que creía necesarias, mi papá me enseñó a calcar y hacer collages con distintos dibujos para crear uno nuevo.
Esa tarde le pedí a mi mamá mi acta de nacimiento, fui a la papelería, saqué varias copias y compré un corrector VIC.
Cubrí con el corrector el último año de mi fecha de nacimiento “198~~3~~”. Busqué en el documento el número 2, lo recorté de una de las copias y lo calqué por encima del número que había borrado. Repetí el proceso varias veces hasta que me sentí “casi” cómodo con el resultado.
Sabía que no estaba perfecto, tenía oportunidades de mejora.
Aún se notaba la marca del corrector. Regresé a la papelería, elegí la mejor versión y le saqué una copia más. Me di cuenta que todo el texto se veía igual, menos el texto corregido, con cada copia disminuía la marca del corrector… no recuerdo cuántas copias de la copia saqué, pero finalmente se veía perfecto.
El día que tenía que presentar mi documento, mi hack pasó desapercibido.
Pasé 3 años en el Aeropuerto, muchos aprendizajes, conocí a muchísimas personas y pasé de limpiar baños a pulir pisos, y finalmente a vigilante en el turno nocturno.
Hoy, que literalmente mi trabajo consiste en la búsqueda continua de mejoras a procesos, recuerdo mi primer hack con orgullo.
Mi primer hack me dio mi primer trabajo oficial, sin embargo, más allá de los aprendizajes obvios de un primer trabajo, esta fue la primera vez en mi vida que conscientemente busqué la manera de solucionar un problema para seguir adelante y no permitir que nada se opusiera en mi deber de apoyar a mi familia y seguir con mis estudios.
Desde entonces, la vida no ha sido más que un hack tras hack.
Se me olvidaba, visita esta publicación para conocer el framework de experimentación que estoy desarrollando. También puedes visitar mi cuenta en Substack y Medium.
Keep growing
Dan 🛸
