¿Alguna vez has asumido que alguien sabe más y tiene la última palabra solo porque lleva un título impresionante, se viste de cierta manera o tiene una posición más alta que la tuya en el organigrama de la empresa? Eso es lo que los psicólogos llaman el sesgo cognitivo de autoridad, nuestra tendencia natural a creer y seguir a las personas en posiciones de poder o que parecen expertas.
Arturo me recomendó a Don Pepe un mecánico al cuál siempre visitaba cuando algo andaba mal con su coche. Un día, mi auto comenzó a hacer un ruido extraño, así que lo llevé a su taller. Sin mirarlo mucho, dijo: “Es el alternador”. Dudé, pero él es el experto, Arturo me lo dijo.
Después de gastar una buena lana en la reparación, el ruido seguía ahí. Resultó ser solo una pieza suelta que no tenía nada que ver con el alternador. Aprendí de la manera difícil que incluso los “expertos” como Don Pepe pueden equivocarse.
Para evitar caer en este sesgo, considera estos cinco puntos:
- Pregunta, pregunta, pregunta
No temas hacer preguntas. Un verdadero experto estará feliz de explicar su razonamiento. - Investiga por tu cuenta
Busca una segunda opinión o lee sobre el tema tú mismo. La información es poder. - Recuerda que todos somos humanos
Todos tienen la capacidad de equivocarse, sin importar cuántos diplomas cuelguen en su pared. - La autoridad no es absoluta
Solo porque alguien es una autoridad en un campo, no significa que lo sea en todos. - Confía, pero verifica
Es una buena regla general para casi todo en la vida. Incluso si decides seguir el consejo de un experto, es bueno saber exactamente por qué estás tomando esa decisión.
El sesgo de autoridad puede ser sutil y poderoso. Nos hace sentir seguros cuando delegamos nuestra confianza en los “expertos”. Pero, al final del día, es importante recordar que el conocimiento y el sentido común deben ir de la mano. No permitas que un título o un uniforme impongan una verdad sin cuestionarla.
Recuerda que vivimos en una sociedad donde la autoridad dicta muchas de nuestras decisiones, desde lo que compramos hasta en quién confiamos para noticias e información. Romper con este patrón requiere esfuerzo y conciencia. Comienza por valorar tu propia capacidad para entender y tomar decisiones. No subestimes tu intuición y experiencia personal.
La próxima vez que te encuentres asintiendo automáticamente a la opinión de alguien en una posición de autoridad, haz una pausa. Reflexiona sobre si su consejo se alinea con lo que sabes y lo que has investigado. Al final, crear un equilibrio entre respetar la autoridad y mantener un pensamiento crítico no solo te ayudará a evitar errores, sino que también te empoderará para tomar decisiones más informadas y autónomas.
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Dan 🛸
